10 ingredientes para tu botiquín de invierno
Cuando bajan las temperaturas el organismo tiende a funcionar más lento. Los cambios bruscos de temperatura debilitan el sistema inmune y somos más propensos a sufrir infecciones.
Si ya existe una patología de base, entonces aparecen las gripes, el cansancio, el dolor de riñones, la cistitis, las reglas dolorosas, la faringitis, la otitis, la rinitis, la bronquitis o incluso la neumonía.
El frío induce la contracción muscular lo que hará que las personas con enfermedades reumáticas noten un mayor dolor. La exposición al frío tampoco ayuda a las patologías cardíacas ya que produce un aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardíaca, factores que obligan al corazón a realizar un esfuerzo mayor. Si la enfermedad es de tipo obstructivo, los vasos sanguíneos coronarios van a ver su funcionamiento comprometido pudiendo desencadenar episodios de arritmias e insuficiencia cardíaca.
La intolerancia al frío es uno de los principales síntomas del hipotiroidismo (déficit de la hormona tiroidea). El metabolismo se encuentra reducido y el cuerpo no genera calor, por eso las personas que tienen este problema pueden llevar los peor los meses en los que las temperaturas son más bajas.
Podemos ver cómo empeoran también las alteraciones dermatológicas como es el caso de la psoriasis o la dermatitis. Por ejemplo, durante el invierno, las dermatitis atópicas pueden hacer aparecer eccemas en la piel, y en el caso de la psoriasis, empeora, pudiendo llegar a afectar a las articulaciones, además de provocar enrojecimiento, descamación, dolor e hinchazón. Otra de las molestias del frío es la aparición de picor y enrojecimiento de la piel y la creación de habones debidos a la bajada de temperatura, tocar objetos congelados o la exposición al viento o frío.
Una buena dieta equilibrada y apropiada para el invierno que nos genere calor y un buen botiquín de remedios en casa, nos ayudarán a transitar por el invierno con el mínimo impacto al organismo.
1. Por supuesto la reina del invierno es la judía azuki. Esta revitaliza los riñones. Un buen estofado con esta legumbre acompañada de zanahorias y alga kombu. Añádele un mochi rallado y un poco de miso para generar calor interior.
2. El caldo de la cocción de las azuki es un buen remedio para la cistitis.
3. Una buena infusión de té kukicha junto con unas gotitas de tamari y una ciruela de umeboshi son un buen remedio para combatir las fases iniciales de los catarros y para ayudar al metabolismo. Además es un buen alcalinizarte con lo que es una buena forma de empezar el día cuando hay cansancio acumulado.
4. El condimento de tekka, entre muchas propiedades, contribuye a combatir la anemia. Si lo añadimos sobre los cereales integrales y verduras y agregamos un poquito de alga nori estaremos tomando un buen protector cardíaco.
5. En el caso de rinitis un buen remedio son las hojas de shiso. Espolvoréalas sobre las verduras y conseguirás un buen antiestamínico natural.
6. Una buena sopa miso es el must del invierno. Prepara una sopa con: mugi miso, bardana seca, alga wakame, jengibre y cúrcuma en polvo, zanahoria y cebolla y añade un poco de cebolleta fresca por encima. Esto te ayudará a mantener las defensas altas, alcalinizar el cuerpo y combatir el cansancio. En caso de resfriado se pueden añadir tres dientes de ajo. Si se padece frío puedes servirla con una pastilla de mochi frita.
7. El daikon seco es una gran ayuda para eliminar excesos de grasa, la placa arterial y el colesterol, además de estar contribuyendo a una buena digestión. El daikon seco se puede añadir a la sopa miso junto con alga kombu.
8. La receta clásica para combatir los resfriados, generar vitalidad y alcalinizar el organismo es la bebida de kuzu-tama-umeboshi.
9. Según la macrobiótica, el trigo sarraceno es energéticamente calorífico y nutre los riñones. Combina a la perfección con el gomasio de algas.
10. Si eres de dulce, te recomiendo usar el amazake en tus recetas. Es un dulce que no enfría el organismo.
RECETA Postre de amazake
Ingredientes:
4 cucharadas de amazake
Canela en polvo
Una pizca de sal
Una cucharadita de kuzu
Elaboración:
1. Calienta el amazake a fuego moderado
2. Diluye el kuzu en un poco de agua fría
3. Incorpora el kuzu al amazake y remueve hasta que se haga transparente.
4. Sirve con canela espolvoreada y una pizca de sal.
Buen provecho.
Artículo escrito por Patricia Restrepo, directora del IME y consultora macrobiótica.