La energía de otoño y los órganos que debemos cuidar en esta estación
La energía de la naturaleza en otoño entra en una fase de recogimiento y concentración. Con la caída de las hojas, los árboles se deshacen de lo “superfluo”, de lo menos necesario, preparándose para pasar esta estación en un estado de reposo. El árbol, sabio, retira el suministro de savia y clorofila a las hojas, y estas privadas de alimento caen.
También nosotras entramos en esa fase de recogimiento. La disminución de horas de luz y el frío favorece la introspección, y es un momento idóneo para desprendernos también de lo “superfluo”, de lo que ya no necesitamos, para mantener al máximo nuestra energía bien focalizada.
Curiosamente dos de los órganos que relacionan nuestro medio interno con el exterior y se “deshacen” también de lo que sobra, son los asociados a esta estación: pulmón e intestino grueso.
Una buena salud intestinal, se asocia con nuestra habilidad de soltar todo aquello que ya no necesitamos en nuestra vida. Representa la capacidad de dar y regalar, de desprenderse de lo viejo, tanto material como emocionalmente.
Por otro lado, una baja capacidad respiratoria se asocia con emociones de tristeza y depresión. Así que, si quieres nutrir la energía del elemento metal, abre bien los hombros, endereza la espalda y ¡respira!
En cuanto a la alimentación, en otoño, se recomiendan alimentos de energía neutra y templada que equilibran y tonifican, insistiendo en verduras de color blanco, el color asociado al elemento metal.
Debemos reducir y evitar, si fuera necesario, alimentos de naturaleza fría y húmeda como frutas, zumos y ensaladas en exceso.
Te dejo una lista de los alimentos más recomendados para que ¡vayas renovando tu armario!
• Cereales: El arroz integral es el cereal ideal para el otoño, neutro y muy equilibrado. Volvemos a recuperar el grano redondo que mantiene más el calor y es ideal para la preparación de cremas para el desayuno.
Lo podemos preparar en risottos, añadirlo a sopas una vez cocinado o saltearlo con verduras.
Para no pasar mucho tiempo en la cocina y amortizar cocciones, recuerda, que puedes cocinar una buena cantidad de arroz integral, y una vez frío, guardarlo en la nevera. Cuando el almidón del arroz se enfría a 4ºC se transforma, volviéndose resistente al proceso digestivo y actuando como prebiótico, alimentando nuestra flora intestinal.
Para utilizarlo, simplemente tienes que calentarlo otra vez, mientras no supere los 130ºC no se revertirá el proceso.
• Legumbres: Da preferencia a las blancas: alubias blancas, de ojo negro, garrafones…
Prepáralas en estofados con verduras, incluyendo un trocito de alga kombu que facilitará la cocción y mejorará su digestión.
Los potajes son la preparación estrella para las legumbres en los meses de otoño e invierno. Si te cuesta digerirlas, recuerda hacer un remojo de 12 a 24 horas.
A la hora de cocinarlas, utiliza agua limpia y además del alga kombu, puedes añadir plantas carminativas como semillas de hinojo, laurel, comino o unas rodajitas de jengibre, todas ellas ayudarán a que la digestión sea más suave.
• Proteínas vegetales: El tofu es ideal para casos de intestinos delicados, pues aporta proteínas de fácil digestión y asimilación, sin embargo, al tener un efecto energético de enfriamiento, es importante que recordemos tomarlo siempre bien cocinado en guisos y estofados con verduras de raíz que calientan, o aliñado con jengibre y salsa de soja.
• Verduras: En especial, las blancas: nabos, daikon, chirivía, cebolla, coliflor, puerros, raíz de loto… así como las coles en todas sus variantes por su buen aporte de fibra y minerales.
La coliflor y el brócoli con su forma alveolar son ideales para tonificar los pulmones.
Y no te olvides del verde. La hoja es la parte por la que respira la planta, y nos aportará frescura, flexibilidad y movimiento. Perejil, berros, hojas de rabanitos y nabos, el verde del puerro y de la cebolleta… son ideales para limpiar los pulmones, y de ellas, especialmente las de sabor ligeramente picante.
• Frutas: Las frutas de esta estación por excelencia son las manzanas y las peras. Como la fruta cruda enfría, podemos prepararlas asadas, en almíbar o en compota. Aquí encontrarás un par de recetas, sin azúcar, ideales para esta estación: peras en almíbar y manzanas rellenas de frutos secos.
• Semillas y frutos secos: podemos incrementar el consumo de frutos secos que acabarán de caer de los árboles: almendras, avellanas, nueces… Pasea por el campo… seguro que encuentras algunos de estos frutos en el suelo, esperando a ser recogidos.
Recuerda que es mejor remojarlos y/o tostarlos previamente.
• Condimentos: El sabor picante es el sabor que estimula los órganos asociados. Hay diferentes tipos de picantes, algunos son enfriadores, otros excesivamente calientes como el chili. Los más recomendados, los tibios y neutros como el jengibre, el cardamomo, el comino, la cúrcuma o la canela.
• Fermentados y encurtidos: Especialmente interesantes por favorecer una buena flora intestinal, deberían consumirse a diario. Una cucharada de chucrut, olivas o alcaparras de buena calidad, son fáciles de integrar en nuestros platos.
• Bebidas medicinales:
La raíz de loto es la verdura más interesante para el otoño. Especialmente conocida por sus benéficos efectos en la salud pulmonar. Esta raíz ayuda a deshacer la mucosidad y mejora los procesos gripales y catarrales, actuando como descongestionante.
El loto es igualmente útil para la salud intestinal, pues ayuda a reducir inflamaciones, mejora la absorción de nutrientes y el tránsito intestinal.
La puedes consumir fresca, utilizándola en salteados de verduras y sopas, aunque es difícil encontrarla así en nuestro país.
Te de raíz de loto:
Una forma práctica y sencilla de consumirla es en polvo, añadiéndola a tus infusiones bien calientes o disolviendo 1 cucharadita en una tacita de agua, añadiendo un par de gotas de tamari o una pizca de sal y calentando luego todo a fuego bajo durante unos minutos.
Ume-sho-kuzu:
La segunda bebida por excelencia para esta estación es el Ume-sho-kuzu.
Esta preparación tiene múltiples aplicaciones, algunas de ellas relacionadas directamente con los órganos asociados al otoño.
Por un lado, es muy buena para aliviar problemas intestinales como diarrea, colitis, estreñimiento…
Por otro, es una ayuda excelente al principio de los resfriados, mejorando también nuestras defensas.
Para prepararla, disuelve una cucharadita de kuzu en un poco de agua fría. Pon en un cazo con el resto del agua o con té kukicha previamente preparado.
Lleva a hervor removiendo constantemente hasta que veas que comienza a espesar.
Añade la pulpa desecha de ½ – 1 ciruela umeboshi, o si lo prefieres utiliza la pasta. En este caso añade 1 cucharadita rasa.
Mezcla bien para que se deshaga y se integre con la bebida. Añade unas gotitas de tamari, remueve, apaga y tómala bien caliente. ¡Feliz otoño!
Artículo escrito por Isabel Moreno, consultora macrobiótica y creadora de Macrosano.