Tu desayuno te hará empezar el año de otra manera
La primera comida que ingerimos después de levantarnos es esencial para aportarnos energía suficiente para comenzar el día. No es necesario que sea excesivamente fuerte, pero si nutritiva.
Si eres de las personas que se levantan sin ganas de desayunar, ten en cuenta que para que sintamos apetito por la mañana, es recomendable que cenemos temprano. El horario europeo de cenar alrededor de las seis de la tarde, es en este sentido ideal, pues garantiza una mejor digestión, un mejor descanso y un despertar con más energía y apetito.
Sería conveniente, en cualquier caso, no ingerir comida si sentimos sensación de saciedad por la mañana, y esperar a desayunar un poco más tarde.
A la hora de elegir nuestro desayuno es interesante considerar que sea:
•Nutritivo: para mantenernos con energía estable.
•Ligero: para fluir con la tendencia ligera y ascendente de la energía de la mañana.
•Húmedo: necesitamos restituir el agua que nuestro cuerpo elimina a través de la respiración cuando dormimos.
¿Cómo podemos hacerlo?
Sopa de miso:
El aporte de líquidos, especialmente en invierno, lo podemos cubrir comenzando con una sopita de miso.
Aunque nos pueda sonar raro, la sopa de miso es un componente habitual en el desayuno de muchos países orientales. Sus propiedades, bien merecen hacer la prueba.
El miso nos aporta minerales y ayuda a alcalinizar. Activa la circulación, reduce el cansancio, mejora la digestión gracias a su contenido enzimático, aporta probióticos a nuestra flora intestinal, es depurativo y antioxidante, entre otros beneficios.
Aunque habitualmente se prepara cocinando un par de verduras con un trocito de alga wakame. Si quieres una versión exprés, puedes utilizar el caldo del escaldado de alguna verdurita que tengas guardado, añadirle un trocito de alga wakame, llevarlo a hervor y añadir el miso mezclando bien y bajando la llama para que no hierva. Verás que bien le sienta a tu ánimo y a tu estómago comenzar así el día.
Crema de cereales:
Después del caldito, una crema de cereales, te ayudará a sentirte nutrida durante toda la mañana. Los cereales integrales son fuente de hidratos de carbono de asimilación lenta, además de aportar proteínas, vitaminas y minerales.
Para preparar una crema, elige preferentemente el cereal en grano. El grano integral mantiene intacta su capacidad de germinar y crear una nueva vida, y nos aporta así, una vitalidad que no encontramos en el copo o en la harina.
El grano integral mantiene además intacta su cascarilla, fuente de fibra, vitaminas del grupo B y minerales. Conserva también el germen, la parte más rica a nivel nutricional, fuente de vitaminas del grupo B, ácidos grasos, proteínas y elementos antioxidantes como la vitamina E. El aporte de carbohidratos lo encontramos principalmente en el endospermo, la parte principal del grano.
Algunos cereales que resultan prácticos y deliciosos en crema. arroz, mijo, quinoa, sarraceno, polenta (maíz)…
Habitualmente las cremas de cereales se realizan añadiendo alrededor de 6 partes de agua por cada parte de cereal y realizando una cocción larga y lenta a fuego bajo, pero también puedes prepararla a partir de cereal que tengas ya cocinado.
Para prepararla, coloca el cereal en un cazo junto con bebida de cereales sin que llegue a cubrir el grano, diluye luego una cucharadita de kuzu en un poco de bebida vegetal fría, añádelo al cazo y lleva a hervor, notarás que la bebida comienza a espesarse y se vuelve cremosa. Apaga y sirve en un bol. Este proceso te llevará tan sólo uno minutos.
Puedes variar el sabor de tus cremas incorporando canela, piel de limón ecológico, pasas, etc…
Y para disfrutar más aún de tu crema, te sugiero incorporar semillas y frutos secos una vez servida. Puedes utilizar sésamo tostado y triturado, pipas de girasol o calabaza ligeramente tostadas, o un poco de tahín, que aportarán grasas de calidad y harán que la absorción del hidrato sea aún más lenta, permitiendo unos niveles de glucosa más estables y una sensación de saciedad y energía más duradera.
Incorporar texturas crujientes, es interesante, además, para estimular la masticación, pieza fundamental para una buena digestión.
Verduras escaldadas:
Si quieres un desayuno macrobiótico tipo, incorpora un par de piezas de alguna verdurita escaldada. Esta sugerencia quizás te resulte también extraña, sin embargo, incorporar brócoli o col escaldadas, además de añadir un toque crujiente, nos aporta sustancias con un gran poder anti cancerígeno y detoxificante.
Otras opciones de desayuno más festivas, incluyen pan integral de levadura madre o crepes que puedes preparar en el momento a partir de trigo sarraceno previamente remojado durante la noche o de su harina.
Pan de levadura madre y crepes:
El pan hecho con levadura madre nos aporta los beneficios del pan naturalmente fermentado, resultando mucho más fácil de digerir.
Las crepes de trigo sarraceno, por su parte, son una alternativa sencilla y deliciosa para las personas que no toleran bien el gluten.
Cualquiera de estas dos opciones, se pueden acompañar de sabores dulces o salados:
• Dulce: las cremas de frutos secos son un excelente sustituto a las mantequillas y margarinas, y las puedes combinar con mermeladas sin azúcar o compotas, amasake…
• Salado: patés vegetales, tofu o tempeh a la plancha acompañados con hojitas verdes frescas… aguacate, pepino, u otras verduras frescas, cuando llegue el buen tiempo.
A la hora de decidir que sabor utilizar ten en cuenta que:
• Lo dulce relaja: por eso un desayuno excesivamente dulce nos deja flojos, dispersos y con dificultades para concentrarnos y empezar el trabajo.
• Lo salado tensa: un desayuno excesivamente salado nos tensará en exceso y nos sentiremos nerviosos y agitados, sin la calma necesaria para hacer nuestro trabajo con tranquilidad y control.
Lo ideal encontrar el equilibrio y combinar ambos sabores.
Y, para terminar:
En esta época del año, elige preferentemente bebidas que te ayuden a calentar, como infusión de jengibre, cardamomo, canela… Las infusiones de tomillo, romero u orégano te vendrán bien para prevenir resfriados.
Si te gustan más los tés, el té kukicha es recomendable por su aporte de calcio y otros minerales, así como por sus propiedades antioxidantes y su efecto ligeramente diurético.
El té mu, es una combinación de 16 plantas que ayudan a fortalecer nuestro organismo y resulta benéfico para trastornos digestivos y para la salud de la mujer.
Y si lo que te gusta es el café, un sustituto delicioso y sin nada de cafeína es cerealia, un tipo de “café de cereales”, elaborado a partir de cereales, achicoria e higos, que puedes tomar diluido en agua caliente o bebida vegetal.
¿Y qué hay de la fruta?
Si te estabas preguntando dónde está la fruta, mi sugerencia es que escuches tu cuerpo y observes la naturaleza.
La fruta es refrescante y enfría por lo que en invierno probablemente te des cuenta de que no te apetece tanto. Si observas los campos verás, que los árboles están desprovistos, en su mayoría, de sus frutos.
Seguir el fluir de la energía de la naturaleza nos da una pista sobre qué comer en cada momento, por lo que el consumo de este alimento y sus zumos o batidos en el desayuno resulta mucho más recomendable en primavera y verano.
Si tienes síntomas de calor y necesitas consumirla, recuerda hacerlo al comienzo del desayuno, si puedes, media hora antes.
Elige fruta ecológica y consúmela preferentemente entera y con la piel, para beneficiarte así de su fibra, y evitar los picos de glucosa que producen los zumos.